- jfgrmd
En Paz
Amado Nervo
Muy cerca de mi ocaso yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste, ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino,
que si extraje la hiel o la miel de las cosas
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas,
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno,
mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno.
Hallé sin duda largas las horas de mi penas,
mas no me prometiste tu sólo noches buenas
y en cambio tuve algunas santamente serenas.
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
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