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Poemita
Vital Aza (Español)
Era la sencillota Dorotea
la chica más bonita de la aldea,
los mozos que veían que era honrada,
sencilla y hacendosa,
su mano pretendían.
Y aunque ella contestaba cariñosa
a las frases de amor que le decían,
no ignoraba la gente
-y menos lo ignoraba el señor cura-
que a quién ella quería con locura
era solo a su primo, a su… Vicente.
Pero una circunstancia inesperada
vino a romper la boda proyectada.
Llegó un día a la aldea un Don Cipriano,
a quién todos llamaban “el indiano”.
Vio a Dorotea, le gustó la chica
y le dijo en lenguaje liso y llano:
“Si quieres vivir bien y ser muy rica,
aquí tienes mi mano.”
A la honrada y sencilla Dorotea
le pareció muy bien, y dijo... “¡Sea!
Si he de elegir marido, francamente,
vale más Don Cipriano que Vicente.”
Pero otra circunstancia inesperada
vino a romper la boda proyectada.
El día de la boda, el mismo día,
cuando ya la pareja de la mano
iba a entrar en la oscura sacristía,
al pobre Don Cipriano,
quizá por la emoción de aquel instante
y ante el susto y el asombro de la gente,
le dio una apoplejía fulminante,
y se cayó allí muerto de repente.
Cayó como una bomba la noticia
entre todos los mozos de la aldea.
Y alguien preguntará, no sin malicia:
¿Qué le pasó a la pobre Dorotea?
Pues… le pasó en seguida por la mente
la idea de casarse con Vicente.